viernes, 10 de diciembre de 2010

Venezuela cinematográfica


Tomada de blogacine.com

Han pasado ciento trece años, desde su aparición, y el cine venezolano evoluciona a una etapa superior. Más de cien largometrajes, y una gran cantidad de cortometrajes, han marcado la trayectoria de la cinematografía en Venezuela.  Aunque filmaciones  como “Muchachos Bañándose en la Laguna de Maracaibo” y “Gran Hotel Europa”, ambas estrenadas el 28 de enero  de 1987, no mostraban una historia de mayor complejidad, sino un fragmento grabado de la realidad, fueron las primeras producciones para la gran pantalla de este país sureño.

Aunque la mayoría de las producciones cinematográficas venezolanas presenta la realidad de los barrios, la corrupción política, la convivencia en medio de la delincuencia, un alto contenido de violencia y un lenguaje poco apropiado (pero característico y propio del sector social menos favorecido de la nación), el nuevo cine venezolano prometen nuevas historias. Estas, aunque no se divorcian por completo de los elementos anteriores, poseen una complejidad mayor y la muestra de otros segmentos interesantes para llevarlos a la gran pantalla. “Siempre veíamos historias llenas de groserías, sexo, violencia y delincuencia. Ahora hay historias más interesantes, no solamente propias un barrio”, asegura Germán Abreu, productor audiovisual de Carismah Studio.

Un nuevo tape
Algunas de las historias más recientes y de mayor recaudo de taquilla del cine nacional son: “Hermano” yLa Hora Cero”. Ambas historias compuestas por una emocionante trama, que utilizan saltos cronológicos para así completar el rompecabezas del libreto. “Yo conozco al director de ‘La Hora Cero’, y él y su esposa tardaron años en escribir el guión, porque querían una historia muy real, pero que no se tratase de lo mismo”, confiesa Jermaín Odremán, productor audiovisual de Puerto Ordaz.  Sin embargo, un nuevo proyecto aparece para remontarse en un lugar más de la larga lista de películas venezolanas, se trata de “El Chico que Miente”.

El filme anterior está ambientado en la tragedia que sacudió a Vargas, estado costeño venezolano,  en 1999. Dirigida por Marité Ugás, es presentada como una película de carretera (técnica mejor conocida por Road Movie, su nombre en inglés) cuyo protagonista es un niño que viajará por distintos lugares en búsqueda de su madre, quien no ha sido vista desde la catástrofe. “Me parece que 'El Chico que Miente' será un proyecto muy interesante para verlo en el cine, aunque se nota que es de bajo presupuesto en comparación a ‘Hermano’”, devela el productor audiovisual y director de arte de Carismah Studio, Arturo Rojas.

 Recompensa financiera

Las múltiples nominaciones a la categoría “Mejor Película Extranjera” en los Academy Awards, mejor conocido como los Oscar, que han recibido decenas de filmes venezolanos representan un alivio y orgullo a sus financiadores. Casas productoras como La Villa del Cine, El Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, Ibermedia, entre otras, son las propulsoras económicas de los proyectos ideados en la mente de los diversos productores venezolanos, e inclusive extranjeros que hacen cine en el país. “La gente lo ignora, pero, Venezuela ha estado presente en los Oscar desde hace mucho tiempo y casi en cada una de las entregas anuales”, comenta Abreu.
Al menos nueve u ocho películas venezolanas se están proyectando en las salas de cine por año, esto representa para Odremán “algo sorprendente porque anteriormente sólo veíamos tres o cuatro filmes anualmente”. Lo que representa un avance sorprendente para unos, para otros no tiene importancia. “Nunca me ha gustado el cine nacional, y conozco muchas personas que jamás irían al cine a ver una película venezolana”, asegura la estudiante de Comunicación Social de la Universidad Bicentenaria de Aragua, Saraí Chacón.
Lo cierto es que en Venezuela el cine nacional está cobrando fuerza y una presencia notable en las cadenas de cine en las que no dejan de aparecer por mucho tiempo un afiche de alguna producción hecha en el país.

Para ver el tráiler de "El Chico Que Miente" pulsa sobre el video.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Peripecias bárbaras


Tomada de Flickr

Es cualquier sábado de un mes sin importancia. Mis amigos y yo disponemos la noche sabática para ver una película y compartir juntos, en mi casa, un momento agradable. La realidad: Ciudad Guayana hace más de tres años no tiene comercios de renta de películas originales. Nuestro centro más representativo, Blockbuster, se fue de la ciudad en 2006, y poco tiempo después de toda Venezuela. Remataron las películas que alquilaban a un bajo precio, pero yo, lamentablemente no me enteré.

—Vamos a la Plaza del Hierro a ver qué conseguimos. Aunque dudo que encontremos Juana de Arco—, sugiere Josué Cheremo, uno de mis amigos con los que frecuentemente compartimos una noche de películas en mi casa, los sábados. —Está bien, si no encontramos a Juana, veremos qué hay de la cartelera actual que se pueda ver sin problemas—, le respondo. Para nosotros encontrar una película en “formato” significa conseguir el filme que buscamos, con su respectivo menú y sin sombras de personas que aparezcan en la borrosa escena que se logra ver muchas veces, y por supuesto con un audio nítido.

Lo cierto es que en Ciudad Guayana, quienes quieran ver una película en su casa deben ir a comprar en los centros piratas. —Ok, primero vamos a ir al Local Amarillo, para ver si Enardo tiene lo que buscamos—, ordena Jeannine Massiah, mi novia y compañera desde hace 6 años. Encontrar un negocio en el que vendan las películas como las buscamos, en este caso el Local Amarillo, -cuyo dueño es Enardo Arostegui- representó una tarea de meses, que implica conocer a la mayoría de los productos que venden los casi 30 comercios que se distribuyen asfixiadamente, uno al lado de otro, en una pequeña vereda frente a la Plaza del Hierro, en Puerto Ordaz.

Trance locatario

—Mami ¿qué buscas? Aquí tenemos el tres pol dos, pero como tú eres una reina, te llevas cuatro y pagas dos—, le susurra de manera insinuante a mi novia - Jeannine-  uno de los tantos vendedores que se agrupan para acorralarte mientras caminas por la acera. —Tranquilo hermano, mi novia no busca nada en tu local respondo inmediata y tajantemente acompñado de una mirada fulminante. Sin embargo, llegar al Local Amarillo puede representar un largo camino cuando, por el tráfico desastroso que colapsa la vereda, los vehículos se amontonan de manera desordenada, obligándote a estacionarte lejos de tu destino.

Los vendedores postulan a toda voz su mejor oferta. Discuten entre sí. —Hola Enardo, ¿Me conseguiste Juana de Arco?—, pregunto en voz alta, pues el dueño del Local Amarillo está lejos de la entrada, girando su cabeza más rápido que un ventilador para evitar que cualquier ágil ladrón le quite alguna mercancía. —No chamo, no he podido, además tú sabes que aquí nadie busca eso. Sólo tú. Lo que me falta es que me digas que quieres ver Campanita—, me responde irónicamente, porque es cierto, nadie busca en esos locales algún clásico del séptimo arte. Sólo unos pocos. Sólo cinéfilos.

 —Mira, pero tengo Avatar, la edición especial que están dando en el cine. Eso sí, no me pidas La Hora Cero, porque nosotros apoyamos el cine venezolano. Cuando la quiten, la vienes a buscar—, repone seguidamente de ver la decepción en mi rostro. Una decepción que surge como una frustración al ver que en nuestro país, la última tienda, y electrónica, de venta de DVD’s originales de Venezuela (tiendacinesunidos.com) cerró a finales de 2009 por la poca demanda de material cinematográfico legal. Con tres opciones que no llegaron a nuestras salas de cines, ahora estamos en la sala de mi casa, sentados apunto de realizar la votación para elegir una que nos plazca a todos ver.  ¡Qué lamentable es tener que conformarnos con esta situación!
 

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